viernes, 22 de febrero de 2013


Ordenamiento territorial sustentable
Hasta hace escasamente tres décadas, la ordenación territorial de la ordenación como dos ámbitos espaciales sin coincidencias, con funcionamientos separados y diferenciados y que permitían su tratamiento aisladamente y sin interferencia de la una en la otra.
El territorio se identificaba con el mundo rural-natural destinado a las actividades primarias (agricultura, silvicultura, ganadería o minería), en el que los asentamientos humanos respondían a la lógica exclusiva de la explotación de los recursos básicos, sin implantación de otras actividades relacionadas con el mundo urbano. Su ordenación, sumamente limitada, tenía como objetivo la mejora o modernización de las condiciones de explotación y la búsqueda de sinergias que permitieran optimizar el uso de los diferentes recursos naturales existentes en cada entorno territorial.
El territorio se identificaba con el mundo rural-natural destinado a las actividades primarias (agricultura, silvicultura, ganadería o minería), en el que los asentamientos humanos respondían a la lógica exclusiva de la explotación de los recursos básicos, sin implantación de otras actividades relacionadas con el mundo urbano. Su ordenación, sumamente limitada, tenía como objetivo la mejora o modernización de las condiciones de explotación y la búsqueda de sinergias que permitieran optimizar el uso de los diferentes recursos naturales existentes en cada entorno territorial.
Con independencia de otras apreciaciones que puedan realizarse, este modelo de ocupación y densidades resulta inviable e insostenible por, entre otras, las siguientes cuestiones:

A.          Altísimo consumo de suelo en un entorno territorial con importantes limitaciones para la ocupación indiscriminada, tanto por el valor ambiental y productivo de la campiña, como por los riegos de ocupar las zonas altas del piedemonte.

B.           Incremento de la distancias de transporte, con el consiguiente incremento de las emisiones y del coste.

C.          Imposibilidad de prestar un adecuado sistema de transporte público, por la escasa relación entre usuarios/distancia recorrida.

       D.    Altísimo coste de implantación y mantenimiento de las infraestructuras urbanas.
En definitiva, en la metrópolis de Arequipa no es posible por más tiempo mantener el modelo actual de ocupación urbana, resultando obligado su replanteamiento, con el objetivo de reducir sus efectos negativos.

Lo más obvio seria, el cambio del modelo debe producirse de dos formas distintas: por una parte, mediante la densificación de áreas urbanas preexistentes, con las cautelas necesarias; y de otra, mediante la exigencia de mayores densidades en las nuevas áreas urbanas.
Pero hay una opción explorada en otras épocas cuando la charles Fourier, la  ciudad jardín….los huertos urbanos y los falansterios fueran olvidados por las y la condición humana adscrita a la vivienda dentro de un todo maquinico moderno…donde la infraestructura es la muralla de este siglo e impide el correcto desarrollo del habitad urbano en entornos más bucólicos y menos dañinos
El concepto de habita diseñar y construir asentamientos humanos ha desaparecido por la imperiosa locomotora inmobiliaria donde prima la demanda sobre la calidad de la vivienda. La iniciativa no puede venir de lo privado, por la incapacidad para cambiar las condiciones de juego sobre los baldíos (las normativas territoriales gubernamentales) en las cuales no existe la palabra corregimiento o caserío como una área de desarrollo digna de convertir en un habitad sustentable para acoger las innumerables organizaciones populares de vivienda que buscan donde cumplir su sueño de tener vivienda propia.