Ordenamiento territorial sustentable
Hasta hace escasamente
tres décadas, la ordenación territorial de la ordenación como dos ámbitos
espaciales sin coincidencias, con funcionamientos separados y diferenciados y
que permitían su tratamiento aisladamente y sin interferencia de la una en la
otra.
El territorio se identificaba con
el mundo rural-natural destinado a las actividades primarias (agricultura,
silvicultura, ganadería o minería), en el que los asentamientos humanos
respondían a la lógica exclusiva de la explotación de los recursos básicos, sin
implantación de otras actividades relacionadas con el mundo urbano. Su
ordenación, sumamente limitada, tenía como objetivo la mejora o modernización
de las condiciones de explotación y la búsqueda de sinergias que permitieran
optimizar el uso de los diferentes recursos naturales existentes en cada
entorno territorial.
El territorio se identificaba con
el mundo rural-natural destinado a las actividades primarias (agricultura,
silvicultura, ganadería o minería), en el que los asentamientos humanos
respondían a la lógica exclusiva de la explotación de los recursos básicos, sin
implantación de otras actividades relacionadas con el mundo urbano. Su
ordenación, sumamente limitada, tenía como objetivo la mejora o modernización de
las condiciones de explotación y la búsqueda de sinergias que permitieran
optimizar el uso de los diferentes recursos naturales existentes en cada
entorno territorial.
Con independencia de otras
apreciaciones que puedan realizarse, este modelo de ocupación y densidades
resulta inviable e insostenible por, entre otras, las siguientes cuestiones:

B.
Incremento de la distancias de transporte, con
el consiguiente incremento de las emisiones y del coste.
C.
Imposibilidad de prestar un adecuado sistema de
transporte público, por la escasa relación entre usuarios/distancia recorrida.
D. Altísimo coste de
implantación y mantenimiento de las infraestructuras urbanas.
En definitiva, en la metrópolis de Arequipa no es posible por más tiempo mantener el modelo actual de ocupación urbana, resultando obligado su replanteamiento, con el objetivo de reducir sus efectos negativos.
En definitiva, en la metrópolis de Arequipa no es posible por más tiempo mantener el modelo actual de ocupación urbana, resultando obligado su replanteamiento, con el objetivo de reducir sus efectos negativos.
Lo más obvio seria, el cambio del
modelo debe producirse de dos formas distintas: por una parte, mediante la
densificación de áreas urbanas preexistentes, con las cautelas necesarias; y de
otra, mediante la exigencia de mayores densidades en las nuevas áreas urbanas.
Pero hay una opción explorada en
otras épocas cuando la charles Fourier, la ciudad jardín….los huertos urbanos y los falansterios
fueran olvidados por las y la condición humana adscrita a la vivienda dentro de
un todo maquinico moderno…donde la infraestructura es la muralla de este siglo
e impide el correcto desarrollo del habitad urbano en entornos más bucólicos y
menos dañinos
El concepto de habita diseñar y
construir asentamientos humanos ha desaparecido por la imperiosa locomotora
inmobiliaria donde prima la demanda sobre la calidad de la vivienda. La iniciativa
no puede venir de lo privado, por la incapacidad para cambiar las condiciones
de juego sobre los baldíos (las normativas territoriales gubernamentales) en las
cuales no existe la palabra corregimiento o caserío como una área de desarrollo
digna de convertir en un habitad sustentable para acoger las innumerables organizaciones
populares de vivienda que buscan donde cumplir su sueño de tener vivienda
propia.